jueves, 16 de julio de 2009

Los arboles no me dejan ver el bosque. *div*

Hace un par de años, escuchando el telediario me quedé atónita, la noticia principal del día decía algo así como: “El cambio climático afectará la calidad de la nieve en las pistas de esquí”. Bueno, analicemos la importancia de la frase:
El cambio climático; tal como diría Al Gore una verdad incómoda de la que las grandes empresas intentan huir y que los grades países intentan ocultar. Por desgracia nos preocupamos de que no hay empleo, que la política económica es una mierda y demás. Pero no nos damos cuenta que nos estamos cargando el planeta poco a poco y que estos problemas (llamémoslos secundarios ya que dicen que el mayor problema es la salud y el bienestar de la tierra está en nuestras manos) dejarán de ser importantes si no podemos mantener un equilibrio digno de convivencia entre seres humanos y naturaleza.
Aun así, es tan importante el echo de que la calidad de nieve será inferior… Pobres adinerados con trajes de esquiar de miles de euros; no podrán disfrutar como lo hacían antes (irónicamente hablando).


De verdad; ¿Quienes somos nosotros? ¿Tan superiores nos creemos?. Estoy de acuerdo con que el hombre es uno de los ANIMALES (si si, en mayúsculas, muchos no se lo creen) más inteligentes; pero ¿ello nos da motivo para cargarnos todo lo que lleva a nuestro alrededor durante milenios?.
Comparándonos con otras especies; los delfines mantienen relaciones sexuales más allá de la reproducción; conocen el placer del sexo. Los orangutanes comparten entre el 97% y el 98% de nuestros genes y aun así hay matanzas indiscriminadas contra ellos; siendo que tienen mas inteligencia emocional que nosotros.
En conclusión; la cadena alimenticia; en principio; se detiene en nosotros, somos el pico más alto de la pirámide, pero, si no tenemos depredadores ¿porque tememos de nuestros semejantes?. Somos nuestra peor pesadilla, una guerra entre aliados de sangre por un territorio físico o por una cuestión moral. Siempre he pensado que si hubiese un ser superior a nosotros; una raza que nos controlase; se reiría en nuestra propia cara. Somos un circo.


Pocas veces sale mi vena ecologista con tanto énfasis pero después de seguir durante años a el Sea Shepherd o prestar parte de mi tiempo a organizaciones que luchan por unos principios mundiales (aunque a muchos se les hayan olvidado) de protección hacía otros y hacía nosotros mismos; me doy cuenta de que se viene abajo todo. Que el equilibrio es imposible o “muy costoso”.
Siguiendo con la repercusión mediática de los acontecimientos. Hoy ha surgido que en Arenys de mar los mariscadores se quejaban de unos barcos que sacan la arena del fondo para agrandar la playa; ya que hay más turistas y es necesario para la temporada.
Muy bien; Mallorca también vive del turismo; si no; esto sería una isla desierta (más aun). Pero; ¿donde han quedado las prioridades? Ha sido el propio govern quien ha decidido realizar esta acción; ya que queda bonito desde fuera y con esto ha conseguido cargarse especies de moluscos y de biosfera que no quedan bonitos; que han desaparecido.

Un poco de conciencia por favor. Solo un poco.



*divka*
Si tengo que comer comida de conejos y cosas verde para seguir siendo yo; lo haré
Viva el mundo!

jueves, 9 de julio de 2009

Recuerdos de aeropuerto

Siempre que deseamos escapar de algún sitio o cuando nos encontramos incómodos con la situación intentamos viajar.
El irnos del lugar, cambiar de aires, hacerse con una guía infinitamente gruesa y comenzar a leer sobre el tema, pasar horas y horas para acabar conociendo la ciudad mejor que un ciudadano mismo. Esos momentos de creer que vas en la dirección adecuada aunque no tengas ni idea de que habrá en la próxima esquina; pero claro, con la guía en mano nos creemos expertos en historia, en geografía e incluso en los sociólogos más cosmopolitas.

Nos escapamos de la realidad en la que vivimos para creer que ir con esos aires de superioridad hacía el aeropuerto y sacar el pasaporte de entre la apretada mochila con lo necesario para pasar esos días de aventura nos bastarán para olvidarnos de la cantidad de problemas e ideas sin sentido que habitan nuestra cabeza.
Pero por sorprendente que parezca así es, se cumple por completo. Una vez llegamos al destino comenzamos a creernos dueños de las reseñas que hemos estudiado sobre la ciudad, incluso hemos aprendido el vocabulario básico para podernos desenvolver en el ambiente y de una forma curiosísima se nos olvida todo motivo por el cual vivimos y disfrutamos del viaje.
Si, “carpe diem” dirían los literantas; pero yo prefiero llamarlo “síndrome de ciudadano del mundo”.

¿Por qué? Muy sencillo. Cuando una persona se siente de un lugar geográfico específico desea con ansias vivir las costumbres, las tradiciones y la historia de ese lugar. Y en cuanto le cambias el escenario y las bases culturales se amolda por completo solo por intentar obviar las cosas que ha vivido, intentando así hacerse pasar por ciudadano natal de su destino.
En cambio, quienes, como yo, no nos sentimos demasiado patriotas ya que nuestras patrias son diversas no tenemos la necesidad de creer que leyendo una guía llegaremos a nuestro destino con un master sobre el; por el contrario, casi nunca preparamos mucho los viajes y dejamos que sea la propia curiosidad quien nos guíe, nos sentimos libres de todo y de todos.
Aun así, cambiar por unos días de telón de fondo, no tener que hacer el papel rutinario que ejercemos día si y día también y la impersonalidad que te ofrece no conoces a nadie ni que nadie pueda reconocerte nos crean un estado de animo bastante retorcido y específico. No sabemos como expresar con palabras lo que se siente cuando se vuelve a casa, pisas el aeropuerto y resoplas casi como diciendo “otra vez aquí”, aunque realmente quisieras volver y dormir en tu cama o ver a tus allegados.

Los problemas que habían desaparecido por motivo geográfico (o incluso por cobertura de móvil) vuelven a aparecer de golpe y ni nos acordábamos de ellos. Ojala fuesen como una guía de viaje. Nos la estudiamos y la aprendemos al momento y con entusiasmo.


*divka*