
El 5 de junio de 1989 un hombre menudo demostró al mundo que nunca se es demasiado pequeño, demasiado insignificante para cambiar las cosas. Ese día se alzó un hombre que luchaba por la libertad y la democracia y al que el miedo no logró paralizar. Un hombre que rompió sus cadenas y actuó, un pequeño David moderno que no huyo contra Goliat y se enfrentó hasta las últimas consecuencias.
Es un héroe anónimo pero a pesar de no saber su nombre, de no haber miles de camisetas estampadas con su efigie, es un claro ejemplo del poder de los ideales. Cada vez estoy más convencida de que no hay mayor virtud que la de ser inconformista, sentir como te hierve la sangre ante las injusticias, ser un soñador, como dicen muchos, al creer que el mundo se puede cambiar. Ante personas como “el rebelde anónimo de Tiananmen” te das cuenta de que no puedes buscar excusas para quedarte quieto, para no hacer nada y no luchar por tus ideales, personas como él dignifican a la especie humana.
Como dicen en V de vendetta:
"Nos dicen que recordemos los ideales, no al hombre, porque con un hombre se puede acabar. Pueden detenerle, pueden matarle, pueden olvidarle, pero 400 años más tarde los ideales pueden seguir cambiando el mundo. Yo he visto con mis propios ojos el poder de los ideales. He visto a gente matar por ellos y morir por defenderlos. No se puede besar un ideal, ni tocarlo o cazarlo; los ideales no sangran, no sufren, y tampoco aman. Pero yo no echo de menos un ideal, echo de menos un hombre que los tenga."
Es un héroe anónimo pero a pesar de no saber su nombre, de no haber miles de camisetas estampadas con su efigie, es un claro ejemplo del poder de los ideales. Cada vez estoy más convencida de que no hay mayor virtud que la de ser inconformista, sentir como te hierve la sangre ante las injusticias, ser un soñador, como dicen muchos, al creer que el mundo se puede cambiar. Ante personas como “el rebelde anónimo de Tiananmen” te das cuenta de que no puedes buscar excusas para quedarte quieto, para no hacer nada y no luchar por tus ideales, personas como él dignifican a la especie humana.
Como dicen en V de vendetta:
"Nos dicen que recordemos los ideales, no al hombre, porque con un hombre se puede acabar. Pueden detenerle, pueden matarle, pueden olvidarle, pero 400 años más tarde los ideales pueden seguir cambiando el mundo. Yo he visto con mis propios ojos el poder de los ideales. He visto a gente matar por ellos y morir por defenderlos. No se puede besar un ideal, ni tocarlo o cazarlo; los ideales no sangran, no sufren, y tampoco aman. Pero yo no echo de menos un ideal, echo de menos un hombre que los tenga."
*Natàlia*
3 comentarios:
Realmente, a mí la sociedad me produce una mezcla de misantropía y filantropía en proporciones que aún no soy capaz de clarificar del todo. Por un lado veo la cosa tan mal, que ya toda esperanza desea desaparecer y dejar paso a la aversión más pura... pero por otro, hay ese resquicio de luz que le corresponde a la posibilidad de cambio.
Y hay que intentarlo. Creer que algo no es posible es rendirse. Porque luchar por unos ideales es peligroso, pero no hacerlo es mortal.
Un saludo.
Realmente, si no pensamos en lo que realmente nos gusta y en lo que no nos gusta y luchamos por ello, aún estaríamos en la edad de piedra.
Sólo el pueblo salva el pueblo
Versatilidad
me encanta.
las palabras fluyen cuando tienes una meta por la que escribir
LIBERTAD
Publicar un comentario